18/7/13

Otro 20 de Julio



Cada vez que pienso en las fechas en las que  se conmemora “el día de…” siento lo mismo.
Por un lado creo que uno debería demostrar el afecto a esas personas todos los días de su vida. Pero por otro lado es una buena excusa para esas demostraciones que no hacemos tan  a menudo.
A medida que pasa el tiempo mi concepto de la amistad se mantiene en su esencia, pero va adquiriendo año tras año otra forma.
Sigo creyendo que no hay amistad que pueda sostenerse a la distancia.
Y cuando hablo de distancia no me refiero a la proximidad física.
Hablo de esa distancia que ponen los corazones, ya sea por desidia, por apatía o por real falta de interés.
Uno no necesita ver al otro todos los días para estar al tanto de su vida, para compartir lo que le pasa, lo que siente... Pero sí buscar caminos de  acercamiento para ser parte de esa historia.
No concibo la amistad que  mantiene su título “por antigüedad”, sólo porque algún día uno fue amigo del otro.  La amistad se riega todo el tiempo para que no se seque.
Creo en el afecto que se sostiene por una historia compartida, pero ser amigo es otra cosa…
A mis amigos no necesito sentarlos a ponerlos al día de lo que me pasa. Sencillamente lo saben. Porque no hay excusa que impida que estemos en contacto. Uno cuando quiere a alguien de verdad, el tiempo lo busca… O lo inventa…
En  esta época de comunicación por excelencia, sólo está lejos quien decide estarlo.
Hubo un tiempo en que siempre estaba al pie del cañón, atenta a todo y a todos.
Hasta que decidí por fin estar atenta a mí misma. Y al mirar a mi alrededor pude ver  quiénes en realidad están cerca.
¿Alguna desilusión? Más de una…
Pero la vida también es eso… ¡Aprendizaje!
Quizás a quienes creía amigos no lo eran tanto, o más bien yo me creía amiga y tenía una percepción errada de esa relación.
O simplemente creía ver personas que no eran.
Los años sirven para algo, además de para peinar canas.
Y hoy, sé que no tengo todos los amigos que hubiera querido de más joven. Pero también sé que quiero a los pocos que tengo y que sé que realmente me quieren bien.
¿Si hoy me da tristeza? Ya no. Aprendí a aceptar que el otro tiene derecho a alejarse o, más bien, a no acercarse, porque siempre fui yo quien lo hizo. Aprendí a disfrutar de los momentos que aún pueden compartirse. A recordar viejas historias aunque las nuevas no se compartan. Y a no guardar rencor por lo que hubiera querido que fuera. Pero tampoco acepto que se me pasen facturas.
Y disfruto de esas personas que me eligen todos los días, así como yo también los elijo. Los que tienen un pañuelo a mano cuando la vida me da alguna cachetada. Los que me prestan la oreja cuando las preocupaciones me agobian. Los que comparten el asado o la pizza, sin motivo, sin cumpleaños de por medio. Los que me permiten compartir sus vivencias como comparten las mías.
De esto se trata la felicidad…
De disfrutar lo que la vida nos ofrece y no padecer por lo que nos niega.
Por todo eso, les deseo un feliz día… A mis amigos de ayer, por la etapa compartida, a los de ayer que también decidieron ser parte de mi hoy, y a quienes la vida me va regalando la oportunidad de conocer y disfrutar.
Y a todos, sólo les digo que siempre fui y seré  la mejor amiga que puedo ser.

 Gracias a todos por formar parte de mi vida! Todos me enriquecieron y me ayudaron a ser más feliz.